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La ciudad de las puertas abiertas

Manizales, la capital caldense, o como se le conoce comúnmente, la “ciudad de las puertas abiertas”, fue fundada en 1849 en la primera fase de la colonización antioqueña, por admirables arrieros. Está ubicada en la cordillera Central a una altura de 2200 metros, a 50 kilómetros de Pereira, 128 de Armenia, y 290 de Cali, todas ciudades unidas por excelentes carreteras. Es reconocida por su clima templado, y sus calles empinadas son la expresión de la montañosa zona en la que está construida. La magnífica arquitectura de su centro histórico, que hace juego con la calidez y hospitalidad de sus casi 400.000 habitantes, invitan a disfrutar de un buen café en sus mañanas frías y templadas, adornadas por la Catedral Basílica Nuestra Señora del Rosario y el majestuoso Nevado del Ruiz, que no se pierden de vista desde ningún lugar de la ciudad.

 

Los manizaleños son reconocidos por su pujanza, “verraquera” y amabilidad. Según el estudio Doing Business del Banco Mundial, Manizales es la mejor ciudad del país para hacer negocios. Además, según la encuesta de percepción de «Ciudades Cómo Vamos», la capital caldense es una de las tres ciudades con mejor calidad de vida, y ha sido largamente catalogado como el mejor destino universitario. La economía manizaleña tiene altos índices de competitividad, y las actividades más importantes son la industrial, universitaria y comercial.

 

Todos los años llegan en enero más de un millón de turistas a disfrutar de la reconocida Feria de Manizales, en la cual se pueden disfrutar los mejores encierros del año en su reconocida temporada taurina, bailar al son del pasodoble, y tomarse un aguardiente para calentar los ánimos. Para llegar a la ciudad se puede tomar un vuelo desde Bogotá al Aeropuerto la Nubia, o llegar en automóvil por la Autopista del Café, que articula las capitales del Eje Cafetero -Manizales, Pereira y Armenia- y atraviesa los paisajes de la región.

 

Varios eventos marcaron la historia reciente de la ciudad. En 1885 la erupción del Nevado del Ruiz dejó la ciudad en pánico, mientras los lahares de agua y lava enterraron a la vecina población de Armero, Tolima. Aunque la tragedia no dejó muertos ni heridos en Manizales, las constantes emisiones de ceniza del volcán, que ya son parte del paisaje de la ciudad. El primer de los incendios se registra el 19 de julio de 1922, sin embargo, por su gran magnitud la historia recuerda el de 1925, como el primero, en el cual se consumieron 23 manzanas de la ciudad y segundo el del 3 de marzo de 1926, en el cual se destruyó la Catedral y las manzanas aledañas. Luego, en 1995, un fuerte terremoto sacudió la región y ocasionó múltiples afectaciones a las edificaciones, muchas colapsadas o averiadas, entre ellas el Palacio de la Gobernación de Caldas o Palacio amarillo, sede de la gobernación del departamento.

 

Y, para hacer el recuento menos dramático, en 2004 se vivió uno de los momentos más recordados y celebrados de la historia de la ciudad: el equipo de fútbol local, el Once Caldas, que apenas había ganado dos campeonatos, venció por penales al múltiple campeón argentino, el Club Atlético Boca Juniors, en la final de la Copa Libertadores de América.