Su hermoso casco urbano demuestra el importante punto de intercambio que ha sido Salamina a lo largo de su historia. La “ciudad luz”, como le dicen sus pobladores, fue reconocido por el Gobierno Nacional como uno de los 17 pueblos patrimonio que conforman la Red de Pueblos Patrimonio debido al encanto de sus calles, balcones y edificaciones, que evocan su relevancia para la historia antioqueña, caldense y cafetera. En palabras del historiador Jorge Enrique Esguerra, “Salamina es un ejemplo paradigmático de las fundaciones urbanas de la colonización cafetera”.

Salamina vive predominantemente de la agricultura, que conforma casi un tercio de sus actividades económicas. El municipio se encuentra ubicado a 1.822 metros sobre el nivel del mar, lo que le permite diversificar los cultivos y tener una producción de papa de casi 1000 toneladas al año, y que combina con sus tradicionales cultivos permanentes de plátano, caña panelera y, por supuesto, café.

La cultura salamineña se expresa cada 7 de diciembre, una fecha especial para todos sus habitantes. Ese día, mientras el resto del país celebra el día de las velitas (por la tradición católica de la Inmaculada Concepción), en Salamina se celebra con euforia la noche de las luces y el fuego, una celebración que recoge, en la “ciudad luz”, los elementos esenciales de la cultura municipal. Además, el resto del año los casi 16.000 salamineños disfrutan de las Fiestas del Aire, las Fiestas Patronales, o la Exposición Equina, que atraen a miles de turistas que llegan hasta el municipio para celebrar frente al resplandor de sus hermosas e iluminadas calles.

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