Con la bonanza cafetera a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX llegaron varias migraciones, particularmente de árabes y judíos, y la ciudad se modernizó al construir una moderna red de tranvía, un tren regional y una red regional de carreteras, que llegaron de la mano de los servicios públicos. A mediados del siglo XX se estableció, definitivamente, como el centro de desarrollo de la región. Uno de los sucesos tristemente recordados en su historia reciente fue el terremoto de 1999, de magnitud 6,4 en la escala de Richter, hecho en el que solo en la capital risaraldense murieron 40 personas, y quedaron al menos 52.000 damnificados.

Pereira vive actualmente del comercio y en menor medida de la economía rural, que ha sumado al tradicional cultivo de café, los cítricos, el  plátano y la cebolla de rama. Las ganancias del turismo han ido creciendo en los últimos años, ya que en Pereira se ofrecen varios atractivos imperdibles para quien visite la ciudad: el Parque Temático Ukumari, el planetario, el Jardín Botánico y la granja de Noé conforman una gran oferta educativa y botánica; la Catedral de Nuestra Señora de la Pobreza, el museo Jaime Mejía, el Santuario de Nuestra Señora de Fátima y el Museo de Arte de Pereira contentan a quien busca turismo cultural; y la arquitectura de su centro histórico contrasta con los gigantes centros comerciales y de negocios. Una oferta variada para todos los públicos.

Uno de los mayores atractivos de la ciudad es su accesibilidad, ya que se encuentra a medio camino entre las otras dos capitales del eje, y cuenta con un aeropuerto internacional que recibe diariamente vuelos internacionales desde Estados Unidos y Panamá.

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