Es un municipio con cerca de 18 mil habitantes ubicado en la región noroccidental del departamento del Valle del Cauca, a una altura media de 1260 metros sobre el nivel del mar. Su historia se remonta a la época prehispánica. Allí, en sus pastos caminaron y habitaron los indios gorrones, que dejaron en sus tierras miles de elementos prehispánicos que se han ido encontrando en los últimos 100 años en guacas.
Pero la historia de Trujillo como parte del paisaje cafetero comenzó en la década de 1870. En ese entonces, cientos de viajeros colonizadores llegaron a las tierras del norte del Valle del Cauca, y algunos se establecieron en las ricas tierras que hoy delimitan la jurisdicción del municipio. En 1922 se fundó como corregimiento, en 1924 pasó a llamarse “Vernaza”, y en 1930, en honor al presidente liberal Julián Trujillo (1878-1880), se declaró oficialmente a Trujillo como municipio anexo al departamento del Valle del Cauca.
La tradición liberal del municipio contrasta con la conservadora tradición antioqueña. Por su perfil político, fue un importante asentamiento para el partido en los tiempos de la hegemonía liberal. Y, mientras se consolidaba en lo político, alrededor del café comenzó un crecimiento exponencial que lo hizo sobresalir entres los municipios cafeteros del norte del departamento.
Actualmente, el municipio, que combina un fuerte arraigo paisa con la tradicional cultura valluna, vive de la economía cafetera, ganadera, y de los cultivos de plátano y banano. Además, el turismo en el mes de noviembre representa un gran ingreso para los habitantes de Trujillo, ya que se celebran las fiestas agropecuarias y del café, en donde los visitantes disfrutan los platos típicos paisas y vallunos, como el sancocho de gallina en leña o los fríjoles, y participan de las actividades que la alcaldía ofrece: bailes, conciertos, comparsas, entre otras.
El municipio fue reconocido por el gobierno nacional como sujeto de reparación colectiva, y cada año, en el mes de octubre se conmemora el día de la familia o fiestas del retorno, que es en palabras de la Unidad de Víctimas, un espacio para “recuperar los lazos y tejido social de las familias y habitantes de la comunidad”.
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